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El nacimiento de la retorica como ciencia del discurso (página 2)




Enviado por maria moreno



Partes: 1, 2

Sócrates generalmente aplicó este
método de examinación a conceptos que parecen no
tener una definición concreta o definida. Por ejemplo,
conceptos pertinentes a la moral como virtudes de piedad,
sabiduría, templanza, coraje y justicia. Este examen
desafiaba las creencias morales implícitas de los
interlocutores, trayendo a colación inconsistencias y
casos inadecuados que no cuadraban con sus creencias y que
normalmente resultaban en perplejidad o desconcierto conocido
como aporía. A la vista de estas incompetencias, el mismo
Sócrates declaró su ignorancia, donde otros
todavía proclamaban tener acierto o conocimiento.
Sócrates creía que su conocimiento o
percepción de su ignorancia le hacía ser más
sabio que aquellos que, aunque ignorantes, clamaban tener
conocimiento. Aunque esta creencia parece ser para
paradójica o contradictoria a primera vista, de hecho le
permitió a Sócrates descubrir sus propios errores
donde otros asumían que estaban acertados. Este hecho, es
conocido por la anécdota del oráculo de Delphi que
se pronunció diciendo que Sócrates era el hombre
más sabio entre todos los hombres.

Sócrates usó esta afirmación junto
con la de que era consciente de sus límites en sus
llamamientos. Consecuentemente, dijo que un buen y bondadoso
mandatario consistía en que esté cuidadara de su
alma, moral verdadera y de su entendimiento ya que la riqueza no
trae la bondad pero la bondad trae consigo la riqueza y cualquier
otra bendición tanto individualmente como para el estado y
la vida sin examinación, diálogo o discusión
no vale la pena vivirla. Y con esto en mente el método
socrático fue empleado.

Los motivos actuales o modernos para el uso de este
método no son necesariamente equivalentes. Sócrates
raramente usó el método para desarrollar
teorías consistentes, en lugar de eso lo usó para
explicar los mitos. Parménides de Elea se muestra usando
el método socrático para desgranar y apuntar los
flecos de la teoría platónica de la forma. En lugar
de llegar a respuestas, el método fue usado para romper y
hacer caer las teorías que se mantenían
detrás de axiomas y postulados que se tomaban por
garantizados pero que tras examinación dejaban de tener
sentido o eran incongruentes con las deducciones.

Un ejemplo de ejercicio de método
socrático, puede darse en un dilema moral: usted es el
conductor de un tren en el que están fallando los frenos y
debe elegir entre la opción de matar a cinco trabajadores
en su paso por una ruta alternativa, o la de matar a todos los
300 pasajeros del tren. Para aplicar el método
socrático se debería pedir al auditorio hacer
argumentos sobre lo que debería hacerse. Luego, proceder a
hacer sugerencias de manera provocadora, motivando a cada
interventor a defender y articular las razones y valores que
subyacen a su decisión (¿es mejor salvar a muchos a
expensas de unos pocos?), y luego aplicar esos razonamientos a
otros dilemas morales en los cuales la aplicación de la
misma decisión podría no resultar tan defendible
(que esos 5 trabajadores fuera muy importantes). En cada ronda de
preguntas, se debe procurar concentrarse en derribar los
supuestos de los interventores en un afán de "recomponer
la verdad" – que es precisamente la tarea del profesor
socrático en clase. Si alguna vez le preguntan si
está exponiendo sus propias ideas, conteste que se suele
esperar hasta el final de la discusión, e incluso entonces
puede ser que se prefiera utilizar algo de "engaño
pedagógico" (asumir una posición que no se comparte
necesariamente) con el fin de motivar a sus alumnos a examinar
sus propias premisas.

Algunas preguntas de estilo socrático
son:

¿Qué quieres decir realmente
con…?

¿Cómo llegas a esa
conclusión?

¿Qué es lo que realmente se está
diciendo?

Supón que te equivocas. ¿Qué
consecuencias tendría eso?

¿Cómo podría saber que lo que dices
es verdad?

¿Por qué es esto importante?

Influenciado por el temperamento del docente. El
método comienza eligiendo un estudiante aleatoriamente y
preguntándole sobre un argumento central expuesto por uno
del público o jurado que típicamente está en
el lado de la mayoría para el caso asignado. El primer
paso es pedir al estudiante si puede parafrasear el argumento,
para asegurar que el estudiante ha leído y que tiene un
entendimiento básico sobre el argumento o tema del caso.
Asumiendo que el estudiante ha leído el caso, el profesor
pregunta si el estudiante está de acuerdo con el
argumento. El profesor luego lleva el típico juego de
abogado del diablo intentando forzar al estudiante a defender su
posición refutando argumentos en contra de él.
Estas preguntas pueden tener unas pocas modalidades. Algunas
veces éstas buscan atacar presunciones sobres las cuales
el estudiante basó su respuesta anterior hasta romperlas.
Algunas otras preguntas están diseñadas para
movilizar al estudiante hacia un tema específico donde se
usa una ley o entendimiento particular. Véase falacia del
hombre de paja. El profesor puede proponer una hipotética
situación donde la afirmación del estudiante
parezca tener una excepción. Finalmente, el docente usa el
método socrático para permitir a los estudiantes
llegar a los principios legales por su propio camino efectuando
preguntas que estimulan un particular modo de
razonamiento.

El principal acierto del método socrático
en derecho reside no en responder irresolubles preguntas sino en
explorar los aspectos, contornos (y, 'contronos') de temás
legales difíciles y enseñar a los estudiantes el
razonamiento crítico necesario que necesitarán los
abogados.

Un profesor experimentado puede enseñar a los
estudiantes a pensar por sí mismos usando este
método. Este es el único método casuistico
de enseñanza que fue diseñado para pensadores
autónomos.

El profesor y el estudiante deben de estar de acuerdo
con el tema de la instrucción.

El estudiante debe de estar de acuerdo en responder las
preguntas del profesor.

El profesor y el estudiante deben estar de acuerdo en
aceptar cualquier razonamiento correcto. Esto es, el proceso de
razonamiento puede estar considerado como más importante
que los hechos preconcebidos o creencias.

Las preguntas del profesor deben exponer errores en el
razonamiento o creencias del estudiante. Esto es, el profesor
debe razonar más rápidamente y correctamente que el
estudiante y descubrir errores en el razonamiento del estudiante
y luego formular una pregunta que el estudiante no pueda
responder excepto si redirige o llega a una verdadera o
conclusión acertada o sigue un razonamiento correcto. Para
realizar esto, debe de ser muy rápido en los
típicos errores de razonamiento (Véase Lista de
prejuicios cognitivos).

Si el profesor realiza un error de lógica o hecho
es aceptable por parte del estudiante corregir al
profesor.

Ya que la discusión no es un diálogo, no
es el mejor método para aplicar el método
socrático, que en tanto dialectico, pese a las
contradicciones, implica lo dialógico. Sin embargo, en
este caso la discusión puede ser más
pedagógica porque, se supone, hace que los estudiantes no
citen o recurran a la autoridad sino que elaboren sus propios
argumentos; extraigan sus propias conclusiones.

Ironía socrática

El método socrático también se
conoce como "ironía socrática". La ironía es
la primera de las fórmulas utilizadas por Sócrates
(filósofo griego) en su método dialéctico.
Sócrates comienza siempre sus diálogos
psicopedagógicos y propedéuticos desde la
posición ficticia que encumbra al interlocutor (en este
caso el alumno) como el sabio en la materia a tratar. Dado que
Sócrates era considerado como el hombre más sabio
de Atenas es fácil entender el porqué de la
ironía. El siguiente paso del diálogo sería
la mayéutica, esto es ayudar a sacar de dentro de la
psique aquello que el interlocutor sabe pero ignora saber. Para
ello el método socrático sugiere realizar preguntas
sencillas sobre el tema en el que el sujeto (alumno) ha sido
nombrado como sabio. Después, las respuestas que el
interlocutor daba a Sócrates eran rebatidas, en especial
confutadas con la finalidad de que el alumno descubriera que su
"saber" era un conjunto de pre-juicios y las fuera completando y
precisando por sí mismo tomando consciencia, en todo lo
posible, de lo real.

Diálogo
platónico

Platón, cuyo verdadero nombre era Aristocles
(Aristo-, prefijo que vincula a la aristocracia, o poder de lo
que tiene excelencia), recopiló las enseñanzas de
su maestro Sócrates en una serie de escritos en forma de
«diálogos», que hoy conocemos como
Diálogos platónicos. Cuánto del contenido y
de los argumentos es obra de Sócrates o de Platón,
es difícil de decir, por cuanto Sócrates no
dejó evidencia escrita de sus enseñanzas; esta
ambigüedad es la que se conoce como el "problema
socrático". No hay duda, sin embargo, que Platón
fue influido profundamente por las enseñanzas de
Sócrates; de hecho, sus primeros Diálogos lucen
como adaptaciones de las ideas de Sócrates.

Contenido

Cada diálogo trata un tema concreto:
Critón, el tema de la justicia; Eutifrón, la
piedad; Protágoras, los sofistas; Fedón, el alma;
etc, y todos los diálogos juntos, conforman la posible
totalidad de los principales problemas filosóficos
planteables al ser humano.[cita requerida] Es por ello que se ha
llegado a considerar, con cierto fundamento, que toda la
filosofía europea posterior no es más que notas a
pie de página de la filosofía de
Platón.

El orden de los diálogos

Han llegado hasta nosotros cuarenta y dos
Diálogos, de los cuales son -seguramente- apócrifos
15 de ellos. Una de las periodizaciones propuestas es la que
aquí se presenta,1 aunque cabe destacar que diversas
hipótesis de lectura conducen, y han conducido de hecho, a
diversos ordenamientos:

Época de juventud (393-389). Se caracterizan por
sus preocupaciones éticas. Están plenamente
influidos por Sócrates. Estarían representados por:
Apología, Ion, Critón, Protágoras, Laques,
Lisis, Cármides y Eutifrón.

Época de transición (388-385). Esta fase
se caracteriza también por cuestiones políticas,
además, aparece un primer esbozo de la Teoría de la
reminiscencia y trata sobre la filosofía del lenguaje. Lo
constituyen los siguientes diálogos: Gorgias,
Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias
Mayor y Menexeno.

Época de madurez (385-370). Platón
introduce explícitamente la Teoría de las Ideas y
desarrolla con más detalle la de la Reminiscencia.
Igualmente se trata de distintos mitos. Lo conforman: El
banquete, Fedón, La República y Fedro.

Época de vejez (369-347). En esta fase revisa sus
ideas anteriores e introduce temas sobre la naturaleza y la
medicina. Se incluyen: Teeteto, Parménides, Sofista,
Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes y
Epínomis.

Los personajes de los diálogos son generalmente
personajes históricos, como Sócrates,
Parménides o Gorgias, aunque a veces también
aparecen algunos de los que no se tiene ningún registro
histórico aparte del testimonio platónico (como
Diotima en el El Banquete). Cabe destacar, además, que si
bien en muchos diálogos aparecen discípulos de
Sócrates, Platón no aparece nunca como personaje.
Solamente es nombrado en Apología y en Fedón, pero
nunca aparece discutiendo con su maestro ni con ningún
otro.

La máquina
retórica

Dispositio es el sistema utilizado para la
organización de los argumentos en la retórica
clásica occidental. La palabra es el latín, y se
puede traducir como "organización" o "arreglo".

Es el segundo de cinco cánones de la
retórica clásica (la primera fue la inventio, y el
resto es elocutio, memoria y pronuntiatio) la preocupación
de que las elaboración y entrega de los discursos y
escritos.

La primera parte de cualquier ejercicio retórico
era descubrir los argumentos apropiados para usar, que se
realizó bajo los métodos formales de la inventio.
El siguiente problema que enfrenta el orador o el escritor era
seleccionar varios argumentos y organizarlas en un discurso
eficaz.

Aristóteles definió dos partes esenciales
de un discurso: el estado del caso y las pruebas del caso. Por
ejemplo, en un argumento jurídico, fiscal primero debe
declarar los cargos contra el acusado y proporcionar los datos
pertinentes, entonces debe presentar la evidencia que demuestra
la culpabilidad. Aristóteles permitió que en la
práctica la mayoría discurso requiere
también una introducción y una
conclusión.

Escritores posteriores de retórica, como
Cicerón y Quintiliano refinado este esquema organizativo
aún más, de modo que, finalmente, había seis
partes:

la introducción o exordio – El exordio
término proviene del término latino que significa
"para instar a seguir." En el exordio, el orador da su argumento
principal, y toda la información pertinente.

la declaración del caso, o narratio – Quintiliano
explicó que en la narratio "Vamos a representar, por
ejemplo, una persona acusada de robo como codicioso, acusada de
adulterio como lujurioso, acusado de homicidio como sarpullido, o
atribuir las cualidades opuestas a estas personas si estamos
defendiendo, además debemos hacer lo mismo con el lugar,
la hora y similares ".

el esquema de los puntos principales del argumento, o
divisio (a veces conocido como partitio) – Tiene dos funciones:
los nombres de los temas en disputa y se enumeran los argumentos
que se utilizarán en el orden en que aparecen.

la prueba de la causa, o confirmatio – Confirma o valida
el material dado en la narratio y partitio.

la refutación de los posibles argumentos en
contra, o Confutatio – Si el retórico prevé que
ciertas personas en su audiencia puede estar en desacuerdo con su
discurso, se debe estar preparado para refutar el argumento de
que podría ser presentada en contra de su discurso
original.

la conclusión, o peroratio – Cicero
enseñó que un retórico puede hacer tres
cosas en este paso: resumir sus argumentos, cualquier persona que
esté en desacuerdo fundido con él en una luz
negativa, y despertar simpatía por él mismo, a sus
clientes, o su caso.

Si bien esta estructura puede parecer muy rígido
(y ciertamente algunos escritores sobre el tema eran demasiado
pedante), fue en la práctica un modelo flexible.
Cicerón y Quintiliano, por ejemplo, anima a los escritores
reorganizar la estructura cuando se fortaleció su caso:
por ejemplo, si los argumentos en contra eran conocidos por ser
poderoso, puede ser mejor colocar la refutación antes de
la prueba.

Dentro de cada parte principal, hubo tácticas
adicionales que podrían emplearse. Por ejemplo, un fiscal
podría resumir su caso con la repetición forzada de
sus puntos principales utilizando una técnica conocida
como accumulatio. El abogado defensor en el mismo caso
podría utilizar un enfoque diferente en su
resumen.

Por último, dispositio también fue visto
como un proceso iterativo, en particular en relación con
la inventio. El mismo proceso de organización de
argumentos podría dar lugar a la necesidad de descubrir e
investigar otras nuevas. Un orador que refinar sus argumentos y
su organización hasta que fueron dispuestos adecuadamente.
A continuación, se procederá a aquellas
áreas que por lo general se asocian con la retórica
de hoy – el desarrollo del estilo y la entrega de los
argumentos.

 

 

Autor:

Maria Moreno

 

Partes: 1, 2
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